Un volcán en erupción

La pantalla chica está más adrenalínica que nunca. Programas de espectáculos, magazines, ficciones, periodísticos y hasta noticieros, todos intentan cada día hacer explotar "la bomba". Sin la declaración más polémica, el personaje “más bocón” o la acusación más grave, difícil parece encontrar el "éxito" (repercusión, rating). Entonces todos agachan la cabeza y ceden; algunos de frente, otros de costado y otros de espalda. Pero lo hacen todos. Incluso las ficciones, ellos tienen la presión de llevar adelante la historia a máxima velocidad. Todos los días tiene que pasar algo: el primer beso, la primera noche de amor, un embarazo, un casamiento o una declaración de amor. No importa que, solo debe provocar un sismo y mantener en vilo al espectador.
Hace tiempo que Mirtha Legrand dejó de escapar a esta tendencia y por el contrario, es parte fuerte del engranaje diario. A pesar de saber que a esta altura de su carrera tiene más lustre que rating por ganar, se entregó a la batalla despiadada y corre tras la bomba de "chiquilinas" de la edad de su hija o nieta.
Ahora, ¿es esto condición necesaria? La televisión se semeja cada vez más a un volcán en erupción, caliente, arrasadora y también peligrosa. Porque en su afán de sobrevivir elige explotar a perdurar y es posible, que al hacer la vista atrás, solo vea cenizas.