Casos de la vida real

“Esta historia es ficticia, cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia”, afirma la leyenda que antecede a las ficciones. La preocupación por demarcar el límite entre ficción y realidad es una auténtica preocupación por parte de los creadores de los programas de TV (y por sus abogados) aunque, la mayoría de las veces, las escenas estén pobladas de guiños y parodias de hechos reales.
Vidas robadas no se plantea ese dilema, por el contrario, esta nueva producción de Telefe quiere dejar en claro que se trata de una historia de ficción totalmente basada en hechos reales. Que la trama no es inventiva de la pluma de su autor (Marcelo Camaño), sino que fruto de un trabajo periodístico se dedicó a reconstruir el entramado de la red de tráfico de personas para su prostitución ilegal.
En Montecristo la historia giraba en torno a los niños adoptados ilegalmente durante la dictadura, una realidad ineludible. Pero el tráfico de personas es una problemática muchos más oscura y desconocida. Alguien que no tuviera información acerca del tema podría opinar que se trata de una historia de ficción. Por eso Telefe redobló la apuesta y salió al aire con Esclavas, el especial de Humanos en el camino estrenado en 2007. Este trabajo encabezado por Gastón Pauls documentó testimonios reales de chicas que fueron arrebatadas de sus hogares. Un material crudo y demasiado real que le da un marco de absoluta credibilidad a la historia planteada en Vidas robadas.
Los dramas pasionales, las cegueras, las amnesias y los hermanos separados al nacer no son argumentos suficientes; ahora son los males profundos que azotan a la sociedad los motores que impulsan la ficción y la toma de conciencia.